sábado, 17 de marzo de 2018

LARREA 2018. LA FAMILIA CARMELITANA DE CAMINO HACIA LA PASCUA.

Llegó el 2 de marzo. En la agenda de la Orden Seglar del Carmelo Descalzo en la Provincia San Joaquín de Navarra, teníamos marcada una cita muy especial en la Casa de Espiritualidad de Larrea.  Fuimos llegando desde distintos puntos de la Provincia, a saber, Corella, Calahorra, Cantabria, Bilbao, Vitoria, Pamplona….Casi 40 fue el número de los que nos pusimos “alrededor de su mesa”, la mayoría pertenecientes a la Orden Seglar pero también aquellos que desde Grupos de Oración Teresiana, amigos o simplemente  abiertos a conocer a los Carmelitas Descalzos, decidimos vivir la experiencia de un fin de semana de silencio y  oración  como  medio para dejarnos poner a tiro de Jesús, en ese camino que, junto al resto de la Iglesia, estamos recorriendo hacia la Pascua. El Padre Antonio Viguri, OCD, con tanta experiencia en estos encuentros, conocido por todos, fue el seguro acompañante que nos iba a ayudar en el camino.
Después de reencuentros, saludos, presentaciones, conocer la casa que nos acogía por aquellos para los que era su primera vez en ella, a las 8 de la tarde, en la capilla, iniciábamos la aventura orante que nos había llevado allí. Oramos vísperas cantadas, acompañadas por la melodía de la cítara de José Carlos de Cantabria y bien dirigidas por el Presidente de la OCDS en la Provincia, hermano en la Orden, Evaristo Arroyo. A continuación, la Eucaristía  con el regalo del misterio de entrega de Jesús una vez más.
A las 9, la cena. Era la última oportunidad de poder hablar, porque terminada ésta se inició la experiencia de silencio hasta la Eucaristía del domingo y fin del recorrido orante en marcha. Esa noche también tuvimos una presentación por parte del Padre Viguri de lo que nos proponíamos y para ello le sirvió de guía la comunicación del Papa Francisco con motivo de la Cuaresma.


Además de la Liturgia de las horas cantadas, laudes, vísperas, completas,  acompañadas de la cítara,  el Padre Viguri nos ayudó con motivaciones para esta ocasión: “Sin fe, nada es posible”; “Animados por la Esperanza”, “Viviendo en Amor”.

 A modo de perlas nos llegó:
         
-Jesús no pide tiempo, ni ganas, ni cualidades, ni cultura, ni 

fuerza, ni alegría, ni siquiera santidad. Pide solamente fe. Lo 

demás vendrá por añadidura.
         
-Vivir la esperanza es esperar lo que no tenemos, va en proporción de lo que nos despegamos de las cosas, es ir liberándose y purificándose de lo que no es Cristo.
         
-Jesús el gran regalo del amor del Padre. Jesús es nuestro ejemplo de amor.
Además, la Palabra que atravesaba cada motivación y la luz que los santos del Carmelo, sobre todo Teresa y Juan de la Cruz, podían aportar sobre el tema, era lo que nos llevábamos delante del sagrario en la capilla, a nuestra habitación o en los paseos por la huerta, para continuar rumiando y haciendo nuestro lo recibido desde el silencio. Este, el silencio, también era guardado en las comidas. El desayuno  acompañado por música. En la comida y cena, un lector leía un libro del carmelita Eusebio Gómez Navarro, “Los colores de la vida”

La liturgia del sacramento del perdón lavivimos el sábado por la tarde con una motivación para el caso y una guía-ayuda en el examen de conciencia. 
Además del Padre Viguri, otros padres, del colegio y de la comunidad de la Larrea, se incorporaron para administrar este sacramento. El sábado también tuvimos un acto mariano, con rezo del Rosario y por la noche terminó el día, antes de las completas, con una exposición del Santísimo.

¡Qué rápido se había pasado!, ya era  domingo y se aproximaba el final. La última motivación, oración personal y la última Eucaristía, no acompañada por la delicadeza de la cítara, sino por la fuerza y  rasgueos de la guitarra de José Carlos y con ella la explosión de alegría compartiendo el saludo de la paz, la acción de gracias, la oración intercesora. Una comida en la que ya pudimos hablar, preguntar por nuestras vidas, compartir lo que nos esperaba y un fuerte abrazo de despedida, puso punto final a la vivencia.

Agradecer a Jesús por haber querido que estuviéramos en Larrea (Amorebieta), del 2 al 5 de marzo. Agradecer al Consejo de la OCDS en al Provincia de San Joaquín de Navarra por posibilitar el encuentro. 

Agradecer al Padre Viguri  su dedicación, su saber hacer, por acompañarnos. 

Agradecer a los Carmelitas Descalzos por  la Casa de Espiritualidad de Larrea, su entorno, su huerta, en esta ocasión como dormida en espera de la primavera, pero con el recuerdo de sus paseos protegidos por la sombra de entramados  y racimos de kiwis, Gracias a las hermanas en Larrea que nos han atendido en el hospedaje, el mimo en las comidas, el calor en las habitaciones y estancia y, por último, gracias a todos los que estuvimos haciendo espaldas en un camino que nos quiere llevar, a la Vida, a la Pascua.

Amparo Esparza, OCDS /Navarra