Llegó el 2 de marzo. En la
agenda de la Orden Seglar del Carmelo Descalzo en la Provincia San Joaquín de
Navarra, teníamos marcada una cita muy especial en la Casa de Espiritualidad de
Larrea. Fuimos llegando desde distintos
puntos de la Provincia, a saber, Corella, Calahorra, Cantabria, Bilbao,
Vitoria, Pamplona….Casi 40 fue el número de los que nos pusimos “alrededor de
su mesa”, la mayoría pertenecientes a la Orden Seglar pero también aquellos que
desde Grupos de Oración Teresiana, amigos o simplemente abiertos a conocer a los Carmelitas
Descalzos, decidimos vivir la experiencia de un fin de semana de silencio
y oración como
medio para dejarnos poner a tiro de Jesús, en ese camino que, junto al
resto de la Iglesia, estamos recorriendo hacia la Pascua. El Padre Antonio Viguri,
OCD, con tanta experiencia en estos encuentros, conocido por todos, fue el
seguro acompañante que nos iba a ayudar en el camino.
Después
de reencuentros, saludos, presentaciones, conocer la casa que nos acogía por
aquellos para los que era su primera vez en ella, a las 8 de la tarde, en la
capilla, iniciábamos la aventura orante que nos había llevado allí. Oramos
vísperas cantadas, acompañadas por la melodía de la cítara de José Carlos de
Cantabria y bien dirigidas por el Presidente de la OCDS en la Provincia,
hermano en la Orden, Evaristo Arroyo. A continuación, la Eucaristía con el regalo del misterio de entrega de
Jesús una vez más.
A las 9, la cena. Era la
última oportunidad de poder hablar, porque terminada ésta se inició la
experiencia de silencio hasta la Eucaristía del domingo y fin del recorrido
orante en marcha. Esa noche también tuvimos una presentación por parte del
Padre Viguri de lo que nos proponíamos y para ello le sirvió de guía la
comunicación del Papa Francisco con motivo de la Cuaresma.
-Jesús no pide tiempo, ni ganas, ni cualidades, ni cultura, ni
fuerza, ni alegría, ni siquiera santidad. Pide solamente fe. Lo
demás vendrá por añadidura.
-Vivir la esperanza es esperar lo que no tenemos, va en proporción de lo que nos despegamos de las cosas, es ir liberándose y purificándose de lo que no es Cristo.
-Jesús el gran regalo del amor del Padre. Jesús es nuestro ejemplo de amor.
Además de la Liturgia de las horas cantadas, laudes, vísperas, completas, acompañadas de la
cítara, el Padre Viguri nos ayudó con
motivaciones para esta ocasión: “Sin fe, nada es posible”; “Animados por la
Esperanza”, “Viviendo en Amor”.
A modo de perlas nos llegó:
-Jesús no pide tiempo, ni ganas, ni cualidades, ni cultura, ni
fuerza, ni alegría, ni siquiera santidad. Pide solamente fe. Lo
demás vendrá por añadidura.
-Vivir la esperanza es esperar lo que no tenemos, va en proporción de lo que nos despegamos de las cosas, es ir liberándose y purificándose de lo que no es Cristo.
-Jesús el gran regalo del amor del Padre. Jesús es nuestro ejemplo de amor.
Además, la Palabra que atravesaba cada motivación y la luz que los santos del Carmelo, sobre todo
Teresa y Juan de la Cruz, podían aportar sobre el tema, era lo que nos
llevábamos delante del sagrario en la capilla, a nuestra habitación o en los paseos por la huerta, para continuar rumiando y haciendo nuestro lo recibido
desde el silencio. Este, el silencio, también era guardado en las comidas. El
desayuno acompañado por música. En la
comida y cena, un lector leía un libro del carmelita Eusebio Gómez Navarro, “Los
colores de la vida”
La liturgia del sacramento
del perdón lavivimos el sábado por la tarde con una motivación para el caso y
una guía-ayuda en el examen de conciencia.
Además del Padre Viguri, otros padres, del colegio y de la comunidad de la Larrea, se incorporaron para administrar este sacramento. El sábado también tuvimos un acto mariano, con rezo del Rosario y por la noche terminó el día, antes de las completas, con una exposición del Santísimo.
Además del Padre Viguri, otros padres, del colegio y de la comunidad de la Larrea, se incorporaron para administrar este sacramento. El sábado también tuvimos un acto mariano, con rezo del Rosario y por la noche terminó el día, antes de las completas, con una exposición del Santísimo.
¡Qué rápido se había
pasado!, ya era domingo y se aproximaba
el final. La última motivación, oración personal y la última Eucaristía, no
acompañada por la delicadeza de la cítara, sino por la fuerza y rasgueos de la guitarra de José Carlos y con
ella la explosión de alegría compartiendo el saludo de la paz, la acción de
gracias, la oración intercesora. Una comida en la que ya pudimos hablar,
preguntar por nuestras vidas, compartir lo que nos esperaba y un fuerte abrazo
de despedida, puso punto final a la vivencia.
Agradecer a Jesús por haber
querido que estuviéramos en Larrea (Amorebieta), del 2 al 5 de marzo. Agradecer
al Consejo de la OCDS en al Provincia de
San Joaquín de Navarra por posibilitar el encuentro.
Agradecer al Padre Viguri su dedicación, su saber hacer,
por acompañarnos.
Agradecer a los Carmelitas Descalzos por la Casa de Espiritualidad de Larrea, su
entorno, su huerta, en esta ocasión como dormida en espera de la primavera,
pero con el recuerdo de sus paseos protegidos por la sombra de entramados y racimos de kiwis, Gracias a las hermanas en Larrea que nos han atendido en el hospedaje, el mimo en las comidas, el calor
en las habitaciones y estancia y, por último, gracias a todos los que estuvimos
haciendo espaldas en un camino que nos quiere llevar, a la Vida, a la Pascua.
Amparo Esparza, OCDS /Navarra